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Educación | 12/10/2021
Por Micaela Pellegrini
Tiempos en los que la Escuela no entendía de diversidad y respeto

Cada octubre de cada año, la diversidad y el respeto nos interpelan a reflexionar interculturalmente acerca de los derechos de los pueblos indígenas. Concretamente, el 12 del mes 10, se conmemora la llegada de la civilización europea occidental al continente americano luego de haber cruzado el Océano Atlántico durante el año 1492.

Hoy denominamos “Día de la Diversidad Cultural”, lo que algún día fue nombrado como “Día de la Raza”. Justamente, el cambio discursivo se debió a la semántica eurocéntrica que contiene la denominación político-social “raza”, concepto que durante años fue utilizado para justificar las desigualdades sociales bajo fundamentos biologicistas.

Ya es harto conocido el genocidio y etnocidio llevado a cabo por los hombres españoles hacia las poblaciones que se encontraban viviendo en el territorio americano. Desde el desembarco de Colón a la Isla de Guanahaní, la comunidad indígena se redujo a un 90 %. La mayoría de las muertes no fueron solo por las guerras encomendadas desde la Corona Española, sino también por la propagación de diversas enfermedades traídas desde los barcos: “Las gentes se van acabando con gran prisa, no tanto por los malos tratamientos que se les hacen, como por las pestilencias que Dios les envía”, sostenía el frey Bernardino Sahagún en el año 1576) (https://bit.ly/3AVxPbS).

 

Esta catástrofe demográfica y cultural duró largos siglos en el territorio americano, incluso, hasta entrado el siglo XX. Para ese entonces, el Estado nacional ya se había consolidado y la mayoría de los pueblos indígenas habían sido saqueados, asesinados, expulsados por medio de campañas militares de ocupación en los territorios nacionales. Durante el acantilado de los siglos XIX y XX, la resistencia indígena había sido abolida por las fuerzas del ejército fundándose las condiciones necesarias para someter la comunidad al Estado nacional. Ya en el ocaso del siglo XIX, la elite gobernante del país, se interrogaba acerca de qué hacer con aquellos indígenas que habían sobrevivido a las masacres. Al respecto referentes políticos, católicos, intelectuales y militares compartían una idea en común: la incorporación de los nativos en calidad de ciudadanos a la sociedad argentina por medio de diferentes prácticas e instituciones: el trabajo, la evangelización, la escuela, los ingenios, el obraje (Liva y Artied, 2014:3) 1 

En este marco es que nos preguntaremos sobre el papel de la Escuela como extensión de la función de un Estado nacional que tenía por objetivo “civilizar” (sinónimo de urbano, europeo, progreso) a los pueblos indígenas borrando su singularidad identitaria: “Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa canalla no son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si reapareciesen” sostenía Domingo Faustino Sarmiento durante el año 1876 (El Nacional, 25 de noviembre de 1876).


En correspondencia con esto, el Estado nacional obró una batería de leyes que oficiaron como marco de la educación civilizadora. La Constitución Nacional (1883) fue la primera norma en otorgar el derecho a la educación a todos los ciudadanos y ciudadanas de la Argentina, específicamente por medio de su Art. 14. Luego, sería la Ley 1420, la cual organizaría el reciente Sistema Educativo argentino. Su letra impresa establecía la obligatoriedad de la educación común a todos los niños y niñas en edad escolar de la Capital Federal y territorios nacionales. El sesgo federal de dicha norma, otorgaba libertad a las provincias para que ejerzan su propia impronta educativa.

Ahora bien, en la mixtura de las leyes y demás elementos legislativos preocupados por “el problema indígena” también fue la Constitución Nacional, la que, en su art. 67, incs 14-15 determinó: “proveer a la seguridad de las fronteras, conservar el trato pacífico con los indios y promover la conversión de ellos al catolicismo”.

A su vez: por Ley 817 de 1876 de Inmigración y Colonización se sostenía la atribución de las misiones religiosas de ‘atraer a los indígenas a la vida civilizada’ (art. 100). La Ley 1.532 de 1884 de Organización de los Territorios Nacionales reiteró esta atribución, porque facultaba a los gobernadores de Territorio a crear misiones con ese fin (Liva y Artied, 2014:3).

En correlación con estas normas legales, durante el 1900, el entonces presidente Julio Argentino Roca, autorizó a las órdenes franciscanas la materialización de tres misiones: San Francisco de Laishí, San Francisco de Taacaglé (en Territorio Nacional de Formosa, para la comunidad qom) y Nueva Pompeya (en Territorio Chaco, para los wichí) Estas experiencias educativas occidentales, tenían por objetivo educar a las comunidades aborígenes bajo una cultura entendida como universal, pero que en verdad no era más que la cultura cristiana-europea. En el supuesto gesto de impartir una educación “igualitaria”, las instituciones educativas, impusieron una única forma de hablar, de amar, de creer y de sentir.

Es por ello, que antropólogos, historiadores y demás investigadores del campo social, adjudican a la llegada de los españoles a América, como una masacre poblacional pero también cultural. Actualmente, existen algunas experiencias de escuelas interculturales bilingües comprometidas con respetar la diversidad cultural, sin embargo, la violencia simbólica sigue estando presente en las aulas argentinas. Por esto mismo, quienes nos especializamos en educación, tenemos la obligación de recuperar esta parte de la historia educativa argentina para plantearnos de cara al presente (y futuro), la función social que queremos para nuestras Escuelas.

Yamila Liva y Teresa Laura Artieda (2014) Proyectos y prácticas sobre la educación de los indígenas. El caso de la misión franciscana de Laishí frente al juicio del Inspector José Elías Niklison (1901-1916) Historia de la Educación | Anuario SAHE | Vol. 15 – N° 1 – 2014 | pp. 45-65.

Periodista/Fuente: Por Micaela Pellegrini Malpiedi | Profesora, Licenciada y Doctora en Ciencias de la Educación (UNR-ISHIR/CONICET)
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