Firmat, jueves, 28 de marzo de 2024
Edición Digital Nro: 948
 

Archivo | Busqueda avanzada

Educación | 12/10/2021
Por Micaela Pellegrini
Sigmund Freud descubrió el inconsciente, Albert Einstein la relatividad y María Montessori, al niño
El título de este escrito, se corresponde con una frase compartida por Cristina de Stefano, una de las principales biógrafas de María Montessori, la italiana que transformó las formas de educar durante el siglo XX. Desde hace unos años al presente, la nomenclatura “Montessori” está presente en el vocabulario de padres, madres, educadores/as y comerciantes que proyectan una educación innovadora destinada a los/as infantes. Pero… ¿qué establece verdaderamente este método?, ¿por qué recuperarlo cien años después?, ¿se trata de una moda?

El método Montessori proviene de su mentora: María Montessori. Una mujer que nació en Chiaravella, (Ancona, Italia) el 31 de agosto de 1870 y falleció el 6 de mayo de 1952 en Noordwijk, Países Bajos. Durante su vida, fue “educadora, científica, médica, filósofa, psicóloga, feminista y humanista italiana”. Este trayecto formativo le fue posible porque nació en una familia perteneciente a la burguesía católica, cuyo capital cultural y económico volvió próximo el ejercicio del estudio. Incluso, en el año 1896, se graduó como la primera mujer médica de Italia, título que obtuvo en la Universidad de Roma.


En una época en donde se consideraba que el único destino de las mujeres era estudiar magisterio, María resignificó ese mandato dedicándose a la enseñanza desde una mirada interdisciplinaria: desde la biología, la psicología, antropología, filosofía, entre otras. Este conglomerado de saberes se cristalizó en el año 1907 en “La casa del bambini”, una institución educativa ubicada en el corazón obrero de la Roma del siglo XX. Asistían allí niñas y niños desvalidos, pobres y con discapacidades que quedaban al margen de la escolaridad “formal” italiana. María, ponía principal atención a la enseñanza de “los excluidos” aludiendo al respeto singular del desarrollo de cada individuo particular.

Para las primeras décadas del siglo XX, las escuelas fundadas por Montessori ya alcanzaban reconocimiento internacional. No obstante, durante esos años se proclamó en contra del fascismo, posicionamiento político que le costó la clausura de sus escuelas y el exilio a la ciudad de Barcelona para finalmente asentarse en Holanda hasta el año 1947. Finalmente, regresa a Roma para reorganizar las escuelas y reanudar las clases en la Universidad de dicha ciudad.


Durante sus últimos años de vida, María es reconocida como una de las pensadoras más influyentes de la pedagogía innovadora. Perteneció al grupo de pedagogos que se ubican en la constelación “Escuela Nueva”, “Escolanovismo” o también denominado “Método activo”. Estas nomenclaturas surgen como oposición hacia todo método de enseñanza implementando hasta el momento. De forma tal, el aprendizaje de memoria, la enseñanza enciclopédica, la clase organizada desde el docente, los castigos corporales, decantan aquí como una tradición pedagógica-didáctica antigua e inaceptable.

En este sentido, María Montessori resulta la cara visible de un método pedagógico que, mientras por un lado cuestiona la enseñanza tradicional, por el otro propone una nueva forma de enseñar caracterizada por tres aspectos fundamentales:

1 - Centrado en la infancia y en sus intereses. En este período se descubre a la infancia como una etapa propia, diferente de la adultez y en esa singularidad su capacidad “de absorción y plasticidad” para aprender.

2 - Propiciando el aprendizaje activo a partir de objetos provenientes de la naturaleza (y si esto no fuese posible una réplica). Es decir, atrás quedan las largas lecciones orales y conceptuales, dando protagonismo a lo sensorio-vivencial.

3 - Finalmente, el/la docente como guía del proceso de aprendizaje. Es decir, interiormente los seres humanos venimos con la capacidad individual de desarrollar nuestras capacidades formativas, solo es cuestión de estar en contacto con el “ambiente preparado” y contar con un/a adulto/a que sepa orientarnos hacia ese fin.

Ahora bien, el mayor aporte de María Montessori, ha sido la implementación de objetos didácticos. Los mismos tienen por objetivo captar la atención de los/as niños/as y generarles curiosidad y deseo por aprender. Es el/la docente como guía del aprendizaje, quien presenta esos objetos de acuerdo con las necesidades innatas de cada alumno/a.

En general todos los materiales didácticos poseen cuatro características: funcional, experimental, de estructuración y de relación. Estos materiales son autocorrectivos, es decir, ninguna tarea puede realizarse sin que el/la niño/a se de cuenta del error. A su vez, el uso de diversos colores, pinturas, texturas y figuras geométricas de tres dimensiones se unen a los aspectos sensoriales de los objetos. Por ejemplo, para el gusto y el olfato se propone el uso de plantas y perfumes que proveen olores significativos. Para el caso del tacto, el material Montessori tiene en cuenta las formas, el sentido térmico y la recepción de las formas. Para el oído, se utilizan diferentes materiales metálicos, tales como silbatos, xilofones, campanas, entre otras. Y finalmente, la vista es interpelada por medio de las dimensiones, colores, volúmenes y formas.

Como puede observarse, los objetos pertenecientes al método Montessori son muy rígidos, reglamentarios y específicos. Estas condiciones le valieron a la pedagoga una serie de críticas en referencia a su discurso sobre “la libertad del infante”. Es decir, mientras proclamaba un aprendizaje innato, proponía una tecnología didáctica que en parte la contradecía. No obstante, su legado sigue presente en nuestros días, más aún en una sociedad en donde las tecnologías alejan a los/as niños/as del mundo sensorial, de la naturaleza y de las emociones. Y si bien, en la actualidad, no todo lo que dice ser montessoriano lo es (atención con eso), es válido recuperar una forma de enseñanza que respeta los intereses del/la infante y lo/a ubica en el centro de su realidad.

Periodista/Fuente: Por Micaela Pellegrini Malpiedi | Profesora, Licenciada y Doctora en Ciencias de la Educación (UNR-ISHIR/CONICET)
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales y no deben ser atribuidos al pensamiento de la redacción de El Correo de Firmat. Los comentarios pueden ser moderados por la redacción.