No hubo ninguna clase ni ningún tipo de estudio, pero un día nos recibimos aunque nadie nos enseñó cómo ejercerlo. Solo bastaron nueve meses, y el aprendizaje diario, para lograr el más grande y mejor título de todos... ser mamá..

Un día dejé de ser yo sola y desde ese día sentí la satisfaccion de estar acompañada de por vida...

La emoción fue tan grande desde el momento que sus latidos se comenzaron a sentir, la alegría fue aumentando cada vez que la veíamos crecer. 

Hoy, mi alma está contenta por verla crecer tan bella, sana y dulce. Es mi vida, mi mejor creación, la razón de mí existir.

Su dulce vocecita, su mirada angelical, su mano sobre la mía, que me diga mamá.
Un abrazo fuerte, verla caminar, son hermosos regalos que cada día me da.

Qué contenta está mi alma, el corazón estalla de felicidad, soy muy afortunada de ser mamá, el título más hermoso que tiene la mejor recompensa.