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Cultura | 26/05/2020
Por Gustavo Battistoni
El americanismo de Estanislao López
Nuestro Caudillo fue un americano cabal. Parte de la bibliografía clásica, y una engolada visión académica, han puesto en duda la voluntad de nuestros montoneros en su americanidad y su búsqueda de la unidad nacional, en particular por una lectura sesgada de una carta que el general José de San Martín le dirigió, instándolo a deponer personalismos y unirse a la causa americana. Tiene, además, el peso de la opinión de historiadores reputados como Tulio Halperín Donghi que afirma en su libro “Historia Argentina. De la revolución de independencia a la confederación rosista”: “[…] sería injusto entonces ver en el derrumbe del poder nacional en 1820 tan solo la consecuencia de una política litoral cuya inspiración facciosa limita con la traición”. Visión muy subjetiva al afirmar que el Directorio era el “poder nacional” y las provincias del litoral eran fuente de disolución, más allá de exculpar en parte a los caudillos litoraleños de la crisis orgánica de la época. José Luis Busaniche opina en contrario: “Los caudillos del Litoral procedieron patrióticamente al no abandonar por un momento el movimiento democrático de airada protesta contra el Directorio de Buenos Aires que asolaba a los pueblos del interior, entregaba la Banda Oriental al Uruguay y mendigaba en las Cortes de Europa un Rey para el Río de la Plata. Son conocidas las cartas por las cuales el Director Rondeau, solicitaba del Rey de Portugal que las tropas portuguesas de la Banda Oriental pasaran a Entre Ríos y Santa Fe y acabaran con los caudillos federales”.

Daría para un frondoso libro este tema, pero nos vamos a centrar, por cuestiones de espacio, en Estanislao López y nuestra provincia en su perspectiva continental. Antes de la llegada del prócer santafesino al poder en 1818, Santa Fe había apoyado la expedición libertadora al Paraguay con doscientos hombres y el aporte pecuniario de abnegados patriotas como Francisco Antonio Candioti y Gregoria Pérez de Denis; este apoyo conmovió a Manuel Belgrano y llevó a que la Primera Junta declare “Noble” a la ciudad en una resolución de octubre de 1810. Pero no es todo, también en el artículo segundo del “Tratado de Paz y Unión con Buenos Aires”, firmado el 29 de mayo 1816 en la capital de la provincia, se expresa: “La defensa de la libertad por la que pelea la América, es la primera obligación que se impone Santa Fe”. El “Estatuto Provisorio” de 1819, piedra angular del lopizmo, afirma en su artículo tercero: “Todo americano es ciudadano (de Santa Fe)…”; y en su artículo quinto, agrega, completando el concepto:”Cualquiera que por su opinión pública sea enemigo de la causa general de América, o especial de la provincia, se hallará en igual suspensión hasta que abjurando con hechos sus errores, abrace la del territorio”. Esto puede dar un encuadre global desde qué mirada tradicional hizo inicio nuestro caudillo su brega política y militar, y que lo transformaría en un celoso defensor no solo de nuestra autonomía, sino de la magna causa continental. Por eso no compartimos la visión de Julio Irazusta, que lo llama “el autonomista por antonomasia”, sin reparar en la claridad de objetivos continentales no solo de don Estanislao, sino de todo el patriciado federalista. Bien dice José Luis Busaniche: “En la actuación del general López, abunda la documentación política y lo más singular es que este hombre señalado por los historiadores unitarios como un caudillo egoísta y localista, vivió preocupado por la organización nacional”. Y la libertad americana, agregamos nosotros.

En cuanto a la relación con San Martín, Andrés Roverano ha aportado claridad sobre la relación de amistad entre los dos grandes hombres, en particular, el ofrecimiento a la causa emancipadora de trescientos hombres a caballo y el apoyo al libertador ante la nula ayuda rivadaviana con la causa emancipadora. En un documento de 1822, dirigido por nuestro gobernador al enviado de San Martín, el comandante Antonio Gutiérrez de La Fuente, le ofrece al Libertador “trescientos hombres de caballería seleccionados”, en medio de la penuria más enorme, producto de las guerras civiles y la política de tierra arrasada de los bonaerenses en el territorio santafesino.

Por último, debe destacarse la lucha contra la invasión portuguesa a la Banda Oriental y su esfuerzo por liberar a la futura hermana república del yugo lusitano, en la línea de conducta que tendrá en su hijo Telmo López su expresión encumbrada.

La noción de Patria Grande, acuñada por Manuel Ugarte, tuvo en nuestros caudillos a unos defensores incólumes y persistentes, que son la base para pensar en la impostergable unidad de nuestro continente.


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