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Pedido Publicación | 06/12/2016
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Quiero reflejar en estas líneas lo que me paso días pasados, precisamente el 18 de noviembre, con mi perro Mak. Él estaba en su casa, y en un salón de fiestas cercano a mi domicilio hubo un casamiento. Estos señores no tuvieron mejor idea que cruzar el alambrado de mi casa (propiedad privada) y tirar bombas ahí adentro. Mi perro Mak tenía terror a las bombas, y murió de un infarto.

Ahora yo pregunto: señores, ¿con el permiso de quién ingresaron en mi vivienda?; ¿qué clase de personas son?; ¿qué educación recibieron?; ¿no les enseñaron a pedir permiso?

Mak era parte de mi vida, era mi compañero. Hoy ya no está. Cierro los ojos y lo veo deambulando por todas partes; los abro y él ya no está. Quisiera tenerlos frente a mí y decirles tantas cosas! La vida no es tan solo dinero, sino ser honestos, respetuosos de lo ajeno, saber pedir perdón.

Ya no tengo más palabras ni lágrimas, solo decir mi Mak descansa en paz. Ustedes están en la tierra andando; mi Mak no, señores; y mis ojos se secaron de tantas lágrimas derramadas.

Nancy Pellegrini
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